sábado, 30 de octubre de 2010

Palabras a tus nuevas palabras...


No tengo ningún comentario ni he leído tu nuevo libro pero solo saber que escribes me inspira escribirte…
Quiero sumergirme en ese mundo de tus discursos que aunque te negaras a pronunciarlos estoy segura que las palabras te obligaban…es que ellas te eligieron para cobrar vida en cada letra, en cada sílaba que escribes…es que cada palabra por ti dibujada se nutre de tu magia, y así, Gabo y grafema, crean el universo extraordinario al que yo admiro…solo de la unión, casi carnal, entre hombre y palabra se puede haber gestado tu obra…
Estoy segura que las palabras te eligieron…para que siendo trazadas por tus manos viajaran a otras manos, a otros ojos, a otras mentes…a otros corazones…
Patricia
Palabras para GABO que ha sacado un nuevo libro

lunes, 25 de octubre de 2010

Miradas apagadas...



Ella tardó más que de costumbre en elegir la blusa y la falda que vestiría ese día. Sabía por tantos años de mirar su figura en el espejo, que no era una belleza, ni siquiera una mujer interesante, pero esa tarde se sentía diferente, puede que el motivo fuera el brillo de sus ojos que habían cambiado desde que se sintió observada por él…
El peinó su cabello con mayor esmero que otras veces, trataba de ocultar las canas y los espacios vacíos que el pasar de los años habían dejado en su cabeza. Se afeitó a conciencia y buscó en su armario lo que vestiría. El sabía que las mujeres no lo miraban, que pasaban a su lado sin notarlo por eso le sorprendió tanto que ella se ruborizara cuando la contempló por primera vez.
Desde que sus ojos se descubrieron en ese bar donde habían coincidido por casualidad al salir de sus trabajos sus vidas habían sufrido algunos cambios, se sentían ambos un poco inquietos, los días se hacían eternos esperando con ansiedad la hora en que cada uno se sentaba en su mesa del local haciendo como que tomaban café mientras se espiaban mutuamente, muchas veces de sus labios escapaban largos suspiros y las canciones de amor que antes les resultaban indiferentes ahora lograban acelerarles el corazón.
Pasó mucho tiempo desde ese primer cruce de miradas, pero cada uno seguía en su lugar, jugando un juego de mirarse y no mirarse, de sonreírse tímidamente, de mostrarse interesadamente desinteresados…
Ese día ambos, cada uno en su soledad, habían decidido dar un paso más y acercarse al otro y solo ese pensamiento no los había dejado dormir.
Llegaron como siempre, casi juntos, ocuparon cada uno su pequeña mesa, ordenaron como siempre, solo que esta vez el tomó su taza y caminó hacia ella…el corto espacio que los separaba le pareció larguísimo, mientras avanzaba pensaba que posiblemente ella ni lo miraría, que se reiría de el como ya le había pasado con otras mujeres, que lo humillaría como otras veces lo humillaron…
Ella estaba decidida a mirarlo esta vez y mostrarle en esa mirada todo su interés…quiso hacerlo y el miedo la paralizó, temor a no ser correspondida, a quedar ridículamente expuesta, a no tener una devolución a su mirada…
El deshizo el espacio recorrido y se hundió en su silla sin quitar la mirada de su taza de café…ella no se movió, ni movió ningún músculo que la delatara…ambos parecían firmes estatuas que solo mostraban estar vivas por el movimiento tenue que exigía la respiración…
…Se fueron del bar, cada uno con su soledad y con los ojos apagados y nunca más volvieron a cruzarse….
Patricia.
Imagen: Van Gogh, El café nocturno de la Place Lamartine de Arlés, 1888,
óleo sobre lienzo, 70 x 89 cm, New Haven(CT), Yale University, Art Gallery