miércoles, 19 de enero de 2011

Quizás naranjo...quizás manzano...



Supo que ya era tiempo cuando se sintió fuertemente sacudida y arrancada de todo lo que había sido su soporte y su sostén…
En un principio se dejó arrastrar …solo dejarse llevar por el viento, pero encontró que era una nueva sensación y se dispuso a disfrutarla…sentirse liviana…flotando…ahora más rápido…ahora más lento…en remolino…idas y vueltas…estaba volando!!!..nunca imaginó que podía ser como las aves que tanto admiraba…ella destinada a la quietud, a un lugar, inamovible, a veces apenas agitada por la brisa…
Lejos en espacio y tiempo quedaba todo lo que había sido su mundo, verde sangre de su nervaduras que alimentaban el todo que la contenía…ella una minúscula parte pero tan necesaria, una entre muchas pero única…lejos quedó su vestido dorado que asombraba a quién la contemplara y que para ella fue signo de madurez y de trabajo cumplido…más cerca estaba el recuerdo de su piel seca y quebradiza, quizás anticipo del fin…
Y ahora, cuando creía que ya no le quedaba nada por hacer descubría este don de volar, dejar atrás todo lo conocido y contemplar otros lugares, descubrir nuevos olores, desconocidos colores…este era el regalo que recibía por donarse generosamente, por ser savia y vida, por servir humildemente, por ser solo hoja…una pequeña hoja del árbol…
Ya estaba cerca el suelo, allí se fundiría en la tierra y sería abono… y así renacería…quizás naranjo…quizás manzano…
Patricia.

lunes, 10 de enero de 2011

Porque tus palabras llenaron de magia mi infancia...


María Elena Walsh

Crecí entre tus palabras que eran canciones.
Mis juegos estaban acompañados por Manuelita la tortuga, La mona Jacinta y La Reina Batata…me gustaba imaginarme al jardinero disfrutando de su jardín y bailar el Twist del Mono Liso…
De adolescente, cuando supe más de la historia de mi país, pude descubrir otro sentido En el reino del revés y llorar cada vez que escuchaba cantar Como la cigarra…entonces conocí más de tu vida y te admiré no solo por enriquecer mi imaginación de niña sino también por mostrarme el valor de las palabras, tantas veces silenciadas por los dueños del poder…
Elegí quedarme cerca de los niños a quienes dedicabas tus canciones y los que en algún momento jugaron conmigo lo hicieron cantando la Canción de la Vacuna, merendaron y meriendan con la Canción de tomar el té y descansan con Canción para bañar la luna…

Hoy te fuiste a otro lugar donde seguramente encontrarás algún angelito a quién cantarle alguna dulce canción de cuna…

Patricia.