lunes, 7 de mayo de 2012

Antigravedad...


Era una sensación extraña que le producía vértigo...a su alrededor solo estaba el cielo y algunas ramas de los arboles cercanos.
Sentía al viento golpear suavemente su cara acompañado el movimiento como una caricia  y  le obligaba a entrecerrar los ojos, lo que aumentaba el mareo que le provocaba estar suspendida en el aire...
En el estómago se formaba un nudo, que más que molestarle transformaba en  físico y concreto el estado de  inquietud  que sentía cuando se veía cada vez más cerca del cielo y de la libertad.
Luego todo se precipitaba, el nudo se deshacía  y subía por su garganta saliendo en un grito,  mientras su cuerpo sentía la caída abrupta hacia la realidad y hacia el suelo...todo terminaba cuando sus pies tocaban la piedra rojiza de la plaza y se impulsaban nuevamente para volver a elevar la hamaca y sentir una y otra vez que podía vencer la ley de la gravedad.
Patricia

sábado, 31 de marzo de 2012

Anhelo

Encontró lo que tanto anhelaba...y se quedó sin anhelo.
Patricia.
La foto es de Rocío, los balcones de la casa Milá, la Pedrera, de Gaudí.

jueves, 12 de enero de 2012

Palabras para tenerla a su lado...


...Contame un cuento al oído, amor...
Esas eran las palabras que él esperaba oír...ella, chiquita a su lado, apenas dibujada en la penumbra del cuarto,solo una sombra entre sombras, pidiendo que él le regale sus historias...
Y la habitación se llenaba de palabras, de sonidos que los transportaban a lugares mágicos, a otros cuartos, a soleadas playas, a tormentosos cielos...y ella vibraba con cada beso, lloraba con el dolor de otros, temblaba de terror y reía alegremente según como viviera el relato...
Así pasaba la noche construyendo historias solo para tenerla a su lado, para sentirla respirar, agitarse, susurrar...y así se quedaba dormido arrullado por el sonido de su propia voz...
No se sorprendía cuando al despertar no la encontraba a su lado, no estaba allí, ni siquiera quedaba la marca de su cuerpo en la cama, pero todo en aquella habitación olía a ella...
Se preparaba el desayuno, y después al trabajo..nadie en esa oficina imaginaba que ese hombre gris y callado tenía guardadas tantas palabras y era capaz llenar de color el pequeño cuarto que compartía con ella.
Repetía automáticamente las mismas acciones día a día, el almuerzo, el trabajo, las compras...todo mecánico y rutinario, solo esperando llegar a su casa, ir a su cuarto y escuchar en un susurro su pedido...contame un cuento al oído, amor...
Y así el volvía a tenerla a su lado, para sentirla respirar, agitarse, llorar, reír, para sentirla viva, tan viva, que olvidaba esa lejana tarde en que la dejó en el pequeño y frío espacio de la tumba en el antiguo cementerio...
...Contame un cuento al oído, amor...
Patricia