
...Contame un cuento al oído, amor...
Esas eran las palabras que él esperaba oír...ella, chiquita a su lado, apenas dibujada en la penumbra del cuarto,solo una sombra entre sombras, pidiendo que él le regale sus historias...
Y la habitación se llenaba de palabras, de sonidos que los transportaban a lugares mágicos, a otros cuartos, a soleadas playas, a tormentosos cielos...y ella vibraba con cada beso, lloraba con el dolor de otros, temblaba de terror y reía alegremente según como viviera el relato...
Así pasaba la noche construyendo historias solo para tenerla a su lado, para sentirla respirar, agitarse, susurrar...y así se quedaba dormido arrullado por el sonido de su propia voz...
No se sorprendía cuando al despertar no la encontraba a su lado, no estaba allí, ni siquiera quedaba la marca de su cuerpo en la cama, pero todo en aquella habitación olía a ella...
Se preparaba el desayuno, y después al trabajo..nadie en esa oficina imaginaba que ese hombre gris y callado tenía guardadas tantas palabras y era capaz llenar de color el pequeño cuarto que compartía con ella.
Repetía automáticamente las mismas acciones día a día, el almuerzo, el trabajo, las compras...todo mecánico y rutinario, solo esperando llegar a su casa, ir a su cuarto y escuchar en un susurro su pedido...contame un cuento al oído, amor...
Y así el volvía a tenerla a su lado, para sentirla respirar, agitarse, llorar, reír, para sentirla viva, tan viva, que olvidaba esa lejana tarde en que la dejó en el pequeño y frío espacio de la tumba en el antiguo cementerio...
...Contame un cuento al oído, amor...
Patricia
FINAL SORPRENDENTE. CUANDO UNO LEE TUS RELATOS SIEMPRE LOS FINALES ME SORPRENDEN
ResponderEliminarEstoy sensible!!! Me dio ganas de llorar Hermoso Patri
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