lunes, 6 de julio de 2009

Enfermedad y Palabras...según Gabo...

García Márquez siempre me atrapó y estos días de “epidemia” me remonta Cien años de Soledad y a la peste del insomnio que sufrió el imaginario pueblo de Macondo …Gabo la relataba de esta manera…
“…lo más temible de la enfermedad del insomnio no era la imposibilidad de dormir, pues el cuerpo no sentía cansancio alguno, sino su inexorable evolución hacia una manifestación más crítica: el olvido. Quería decir que cuando el enfermo se acostumbraba a su estado de vigilia, empezaban a borrarse de su memoria los recuerdos de la infancia, luego el nombre y la noción de las cosas, y por último la identidad de las personas y aun la conciencia del propio ser, hasta hundirse en una especie de idiotez sin pasado…”
“…Cuando José Arcadio Buendía se dio cuenta de que la peste había invadida el pueblo, reunió a las jefes de familia para explicarles lo que sabía sobre la enfermedad del insomnio, y se acordaron medidas para impedir que el flagelo se propagara a otras poblaciones de la ciénaga. ..” “…Todos los forasteros que por aquel tiempo recorrían las calles de Macondo tenían que hacer sonar su campanita para que los enfermos supieran que estaba sano. No se les permitía comer ni beber nada durante su estancia, pues no había duda de que la enfermedad sólo sé transmitía por la boca, y todas las cosas de comer y de beber estaban contaminadas de insomnio. En esa forma se mantuvo la peste circunscrita al perímetro de la población…”

Es en los párrafos que siguen en donde se relaciona esta peste con las palabras y la importancia que ellas tienen para la comunicación y para la vida misma. Las cosas conforman nuestro mundo, nuestra realidad y son el referente de las palabras, las palabras nos permiten representarnos el mundo…

“Fue Aureliano quien concibió la fórmula que había de defenderlos durante varios meses de las evasiones de la memoria…””… Un día estaba buscando el pequeño yunque que utilizaba para laminar los metales, y no recordó su nombre. Su padre se lo dijo: «tas». Aureliano escribió el nombre en un papel que pegó con goma en la base del yunquecito: tas. Así estuvo seguro de no olvidarlo en el futuro.” “. Con un hisopo entintado marcó cada cosa con su nombre: mesa, silla, reloj, puerta, pared, cama, cacerola. Fue al corral y marcó los animales y las plantas: vaca, chivo, puerca, gallina, yuca, malanga, guineo.””… se dio cuenta de que podía llegar un día en que se reconocieran las cosas por sus inscripciones, pero no se recordara su utilidad. Entonces fue más explícito. El letrero que colgó en la cerviz de la vaca era una muestra ejemplar de la forma en que los habitantes de Macondo estaban dispuestas a luchar contra el olvido: Ésta es la vaca, hay que ordeñarla todas las mañanas para que produzca leche y a la leche hay que herviría para mezclarla con el café y hacer café con leche. Así continuaron viviendo en una realidad escurridiza, momentáneamente capturada por las palabras…”


imágen: "La persistencia de la memoria". Salvador Dalí

1 comentario:

  1. Que la peste del insomnio que sufrió el imaginario pueblo de Macondo, no nos toque, porque es muy bueno revivir!!!! el caudal de recuerdos hermosos que guardamos en nuestra memoria. MUY BUENO CIEN AÑOS DE SOLEDAD!!!Gracias Patry. Ana

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